El luso financia el tratamiento de un niño que padece de cáncer.
Muchas veces he insistido que los futbolistas, por muy buenos que sean, también son seres humanos y que aunque muchos de nosotros no compartamos personalmente con ellos, los que pocos que si tienen la fortuna de hacerlo, sabrán que por delante de un ídolo o un jugador mediático, está un ser de carne y hueso que también sufrió para llegar a ser lo que es hoy en día. Un ser que al igual que todos tiene un corazón, un corazón sensible que nos ajeno a la realidad del mundo.
Muestra de ello es Cristiano Ronaldo, el ‘arrogante’ delantero del Real Madrid, que se he ganado un par de ‘enemigos’ por su manera de celebrar los goles, está involucrado en una labor social, que deja muchas cosas buenas por decir sobre el ariete portugués. Se trata de de Nuhazet, un niño de Las Palmas de Gran Canaria de nueve años que sufre cáncer desde hace siete.
Según informa ‘www.canariasinvestiga.org’, el jugador y su agente, Jorge Mendes, decidieron financiar un pionero tratamiento para Nuhazet hace un mes, tras el partido que enfrentó al Real Madrid y al Mallorca en el Bernabéu. Un partido al que Nuhazet asistió, invitado por la Asociación Pequeño Valiente, en lo que se presumía como una de las últimas grandes aventuras de su vida.
La mañana del partido ante el Mallorca, Mendes envió un chófer a recoger a la familia y la trasladó al hotel de concentración del equipo. Allí, un ascensor se abrió y apareció Cristiano. «¿No dices nada?», preguntó el futbolista, en tono de broma, a un Nuhazet atónito. Y le prometió que le dedicaría un gol. Cumplió. Nuhazet vio el partido (y la posterior celebración del título de Liga) desde el palco privado de Cristiano, junto a Irina Shayk. Luego, bajó a la zona de vestuarios y recibió la camiseta del futbolista. Eso ya colmaba su deseo. Pero hubo más.
El lunes siguiente al partido, Mendes telefoneó a Florentino Pérez para que les indicase un centro, y este les recomendó Sanchinarro. De allí les derivaron al hospital Montepríncipe, especializado en niños. Nuhazet lo pisó por primera vez el pasado 16 de mayo. El pequeño ingresó ese mismo jueves por la tarde, le operaron de los tumores de las vértebras cervicales y enviaron la biopsia.
A día de hoy, Nuhazet sigue en tratamiento, aunque en unas semanas podría estar de vuelta en su casa. El niño y sus padres entretienen la espera vigilando el desarrollo de una decena de huevos que una voluntaria llevó a su habituación en una incubadora. Los bautizaron con los nombres de todas las personas que les han acompañado es esta aventura. El pollito Cristiano, primero en romper el cascarón, nació esta madrugada.