Ni Pelé, ni Maradona, Ni Cruyff, pudieron encaminar a sus hijos hacia una carrera exitosa en el fútbol.
La pregunta nace de un viejo y recordado refrán: «hijo de tigre, sale pintado»… y se fundamenta en la experiencia que ha tenido la historia con los hijos de los considerados mejores jugadores del mundo.
Thiago Messi, es desde ya toda una ‘estrella’. Por el simple hecho de llevar la sangre y el apellido de su padre, tendrá respeto, reconocimiento, lujos y las puertas abiertas en cualquier equipo del mundo. Pero, ¿si a Thiago no le llegara a gustar el fútbol? o, lo peor, que no termine siendo tan bueno como su padre…
El hipotético planteamiento no resulta descabellado hacerlo, porque a lo largo de la historia, los hijos de los ‘cracks’ del deporte tuvieron en sus manos un arma de doble filo: fácil acceso a la élite de sus disciplinas por un lado y una inevitable e injusta comparación con sus progenitores que les perseguiría a lo largo de toda su trayectoria por el otro.
El peso de llevar apellidos tales como Cruyff, Beckenbauer, Maradona, Jordan o Merckx fue un fantasma que persiguió durante toda su vida a los herederos de las leyendas. Así, Lionel Messi, el mejor jugador de fútbol de la actualidad y uno de los mejores de la historia, trajo al mundo a un nuevo referente de estas estrellas por inercia. La duda es saber si Thiago podrá acabar con esta ‘maldición’ que no le ha permitido a los hijos de los reyes triunfar en el fútbol.
Pero conozcamos un poco más de la historia y el fracaso que vivieron los herederos del fútbol, quienes finalmente no terminaron agradando al mundo como si lo hicieron sus padres.
La presión de Jordi Cruyff
«Es mucho más complicado de lo que la gente se piensa porque siempre pierdes las comparaciones. Siempre hay una presión añadida que soportar cuando todavía no has llegado a la madurez. Lo sufres mucho», afirmó Jordi Cruyff.
Tras cinco años en lo más alto del fútbol europeo, cuando jugó en el Barcelona y el Manchester United, Cruyff hijo cayó en una espiral descendente hasta terminar en el fútbol chipriota. En su carrera jugó la misma cantidad de veces en la selección holandesa que en la selección de Catalunya: apenas nueve encuentros.
Edinho, otro Pelé bajo palos
Una de las «víctimas del apellido» más resonantes en el deporte es nada menos que Edinho, el hijo de Pelé, que para diferenciarse de su progenitor optó por convertirse en portero y que terminó siendo más famoso por sus problemas policiales que por sus hazañas deportivas. «Mi carrera como jugador comenzó con la presión del mundo entero, siendo famoso sin haber hecho nada y con una responsabilidad muy grande para la que no estaba preparado», reconoció Edinho.
El hijo de Pelé tuvo sus años de gloria al defender durante cinco temporadas los colores del Santos, club en el que su padre es poco menos que una entidad divina, pero su mayor fama se gestó con sus dos detenciones, en 2005 y 2006, implicado en casos de narcotráfico.
Beckenbauer o Maradona, aún más discretos
También se produjeron ejemplos de aquellos que ni siquiera pudieron alcanzar estabilidad en el primer nivel, tales como Stephan Beckenbauer o Diego Maradona Sinagra. El hijo del Kaiser estuvo dos temporadas en el Bayern Múnich sin pena ni gloria a mediados de los ’80 y luego finalizó su carrera en clubes de Segunda División. Hoy es entrenador del sub-17 del club bávaro.
El caso de Maradona Sinagra es aún más duro: nunca fue reconocido como hijo por el «Pelusa» y su carrera se desarrolló entre clubes de tercera y cuarta división del fútbol italiano.
Ahora, Thiago Messi se suma al grupo integrado por niños como Jaden y Jaz Elle (hijos de los tenistas Andre Agassi y Steffi Graf) o Benjamín (hijo de Sergio Agüero y nieto de Maradona), quienes, antes de asumir un objetivo deportivo con sabor a hazaña, todavía están a tiempo de optar por convertirse en abogados, programadores de páginas web.
Lo cierto es que sólo el pasar de los años nos dirá si Thiago pudo acabar con la maldición del heredero o, por el contrario, fue una víctima más de este curioso fenómeno que ha sido capaz de detener la magia y la sangre de los más grandes de la historia.
Fuente: Sport.es