El delantero portugués acumula cinco tarjetas amarillas en los últimos cinco partidos que ha disputado.
Hace unos días les contaba y les hablaba de algo muy raro y destacable que se rescataba de la crisis de resultados que vivió en el arranque de temporada el Real Madrid. Estaba relacionado con Cristiano Ronaldo y con la manera en la que el ariete luso no se deja afectar por el rendimiento general del grupo; su prometido anotador y sus estadísticas de esta primera parte de la temporada, no se alejan de las que tuvo cuando el Real alcanzó la Liga y la Copa del Rey en el curso anterior.
Cristiano no vivía la crisis que tenían el resto de sus compañeros, sin embargo, su suerte cambió, su rendimiento bajó y el desespero comenzó a hacer de las suyas a través del comportamiento del jugador. CR7 se dejó influenciar por irregular momento que vive el cuadro blanco y se convirtió en uno de los jugadores más tarjeteados del Real y de la liga.
El luso lleva cinco partidos consecutivos (Ajax, Valladolid, Celta, Espanyol y Málaga) viendo tarjeta amarilla, lo que le ha llevado a estar al borde de la suspensión en Liga, donde lleva ya cuatro cartulinas acumuladas. Una más de estas advertencias y deberá perderse un partido, lo que provocaría un nuevo ‘resbalón’ del conjunto merengue.
El dato es especialmente preocupante para los intereses blancos si se tiene en cuenta el cambio que ha experimentado Cristiano en el terreno disciplinar en los últimos partidos, en los que se ha visto al delantero protestando y metido en algún que otro pique, como con Hugo Mallo en Vigo, que bien pudo provocarle la expulsión, actitudes que parecían extirpadas de la mente del crack portugués.
Ahora tiene unos días para pasar en familia, descansar, disfrutar de las vacaciones y olvidarse de los problemas. Fechas y época indicada para recapacitar y reciclar su mente, como ya hiciera la temporada pasada. El propósito de Año Nuevo está claro: menos tarjetas y más goles que solucionen la crisis de su equipo.
