El golpe fue propiciado por un joven jugador que se molestó ante una justa tarjeta amarilla que le sacó el juez.
La violencia sigue siendo uno de los lunares que jamas ha podido extirpar el fútbol de su majestuosa existencia. Cuando no es por parte de los hinchas, son los mismos jugadores quienes se empeñan en llevar a los extremos las diferencias dentro del terreno de juego.
Muchos han sido los episodios oscuros que ha vivido el fútbol por culpa de la violencia, pero siempre han sido los árbitros lo más perjudicados por la ignorancia de aquellas personas que se hacen llamar “hinchas”.
Una acertada o equivocada decisión que beneficie o perjudique a cualquier equipo, siempre acaba siendo uno de los principales motivos por los cuales un árbitro es insultado verbalmente y, en caso extremo, golpeado dentro de un campo de juego que debería ser sagrado.
En el fútbol élite es muy raro ver ya eso, pues las autoridades están pendientes de cuidar la integridad física de todos los actores de un partido de fútbol. Sin embargo, en el fútbol aficionado o “balompié amateur” es muy común encontrarnos con violencia entre jugadores y agresiones por parte de los jugadores con los árbitros.
En un principio pensé que esto sólo sucedía en los torneos de mi país o mi ciudad, pero navegando en la red me encontré con la sorpresa de que en Estados Unidos, un país altamente desarrollado, también se sufre bastante con esta ‘epidemia’ que ensucia el buen nombre del deporte rey.
Se trata de Ricardo Portillo, árbitro de una liga local de EEUU, de 46 años, quien ha fallecido tras un puñetazo en la cara propiciado por de uno de los jugadores, de 17 años de edad, que no estaba de acuerdo con su decisión, según ha dicho la policía de Salt Lake City.
En principio las autoridades pensaron que Portillo había sufrido daños leves unicamente, pero al llegar al hospital los médicos descubrieron graves lesiones internas en la cabeza. Durante siete días ha estado ingresado en condiciones muy críticas hasta el sábado que falleció.
El adolescente permanece detenido, y aunque en principio fue acusado de asalto agravado únicamente, con la muerte del árbitro las autoridades deben esperar a que se restablezcan los cargos y pague por su intolerancia, que lastimosamente no le devolverá a Ricardo y su familia lo más preciado que tiene un ser humano, la vida.