Cuatro años necesitó el atacante portugués para entrar en la historia de uno de los considerados mejores equipos del mundo.
Hay que ser uno de los mejores jugadores del mundo para poder entrar en la historia de un gran equipo como el Real Madrid. En los libros dorados del club merengue hay varios jugadores que con esfuerzo, dedicación, sacrificio y tiempo, se ganaron un lugar entre los mejores.
Sin embargo, también se está abriendo un lugar especial para un futbolista que rompió el molde. Se trata obviamente de Cristiano Ronaldo, quien no necesitó mucho tiempo, ni se ha retirado todavía, para ganarse un cupo en el olimpo del conjunto blanco.
Esta semana, cuando se hizo publica su renovación hasta el 2018, el ariete portugués completó dos años al servicio del equipo español. Aunque para muchos es mucho tiempo, para tratarse del Real Madrid es sin duda algo mínimo que sólo lo puede lograr un jugador como CR7.
Cuando su nuevo contrato termine en junio de 2018 habrá disputado nueve temporadas de blanco. Asusta pensar cuáles serán sus cifras por aquellas fechas. Si mantiene su progresión actual, de más de un gol por partido, puede dejar en nada los números de mitos del madridismo como Raúl o Alfredo di Stéfano.
Lleva 202 goles en 199 partidos con el Madrid y, más allá de los fichajes que puedan llegar a Chamartín, Cristiano Ronaldo es la bandera del proyecto. Lo fue con Pellegrini y Mourinho, lo es con Ancelotti y lo será mientras sea blanco. No se trata de un jugador, sino de una leyenda viva.
Su renovación era exigida por parte de la afición, que ha adoptado a Cristiano como su nuevo ídolo y se aferra al luso para reconquistar España y Europa. Precisamente eso, los títulos, es lo que le falta a CR7. Hasta 2018 tiene tiempo para ampliar su palmarés. Su deseo y el de la afición es el mismo: ganar la décima Champions League.