El atacante sueco habla en su biografía de las diferencias que tuvo con el entrenador Josep Guardiola, que lo dirigió en su paso por España.
Zlatan Ibrahimovic ya tiene ganado su lugar en la historia del fútbol. Algunos lo mencionarán como uno de los mejores delanteros, otros lo recordarán como uno de los pocos futbolistas que jugó en varios de los mejores equipos del mundo y también habrán personas, como yo, que lo mantendrán en su mente como uno de los personajes más polémicos de todos los tiempos.
El atacante sueco se ha caracterizado por ser uno de los pocos que habla públicamente sin ‘pelos en la lengua’ y esa ha sido precisamente la faceta que ha querido mostrar en su biografía, que estará al alcance de la gente en los próximos meses.
En varios renglones de su obra literaria, Ibrahimovic arremete en contra del Barcelona y de su entonces entrenado Josep Guardiola, con quien se mostró muy critico en cada una de sus declaraciones. «Me sacrificó y me convirtió en un jugador peor».
El delantero sueco afirma que el ahora técnico del Bayern Múnich ni le hablaba ni miraba: «Ni siquiera me daba los buenos días. Ni una sola palabra. Evitaba mirarme a los ojos. Si entraba en una habitación, él se iba».
Sobre la filosofía del Barça comentó: «Tenía la impresión de que el Barcelona era como volver al Ajax, como volver a la escuela. Ninguno de los chicos actuaban como superestrellas, lo que era extraño. Messi, Xavi, Iniesta eran como escolares. Los mejores futbolistas del mundo se quedaron allí con la cabeza agachada, y yo no entendía nada de eso, era ridículo».
«Todo el mundo hacía lo que se les decía. Yo no encajaba, en absoluto. Dije lo que la gente quería que dijera. La fastidié completamente. Conduje el Audi del club y me quedé allí y asentí con la cabeza. Apenas grité más a mis compañeros. Estaba aburrido, Zlatan ya no era Zlatan», añadió Ibrahimovic.
En otra parte del texto, deja clara que su relación con Mourinho fue bien distinta: «Mourinho te convertía en un chico que básicamente estaba dispuesto a morir por él. Trabaja el doble que el resto, vive y respira el fútbol 24 horas los siete días de la semana. Nunca he conocido a un entrenador con ese tipo de conocimiento sobre ambos lados. Estaba en todo, sabía hasta la talla de zapato del tercer portero», afirma la biografía de Zlatan Ibrahimovic.