El conjunto brasileño fue excluido de la cuarta división por culpa del masajista que evitó un gol en la línea y por poco lo linchan.
Como bien dicen en mi barrio: «la justicia cojea, pero llega»… con esa frase se puede describir lo que ha pasado con uno de los casos más polémicos y llamativos del año, que digo del año, de la historia, en el fútbol mundial, vivido hace algunos días.
Ocurrió durante el duelo entre el Tupi y el Aparecidence, cuando un masajista, del cuerpo médico del conjunto visitante, saltó al césped para salvar un gol cantando y evitar así que su equipo fuese eliminado del play-off.
Héroe para su hinchada, villano para los seguidores y jugadores rivales, debió huir en carrera pura rumbo a los vestuarios para evitar ser linchado por los futbolistas del Tupi, que obviamente se quejaron de lo sucedido ante el comité disciplinario encargado.
Fue así como en las últimas horas, días después del acontecimiento, que le dio la vuelta al mundo, un tribunal de justicia deportiva de Brasil castigó con la exclusión del Campeonato Brasileño de la cuarta división al Aparecidense, que avanzó a cuartos de final del torneo luego de que su masajista invadiera la cancha y neutralizara dos opciones de gol en un partido decisivo.
Además de expulsar al Aparecidense, el Superior Tribunal de Justicia Deportiva (STJD) decidió que el Tupi, el principal afectado por la intervención del masajista, avance a los cuartos de final sin necesidad de disputar un nuevo partido.
Lo bueno es que hubo justicia para todos. Por eso los miembros del tribunal suspendieron al masajista, Fonseca da Silva, por 24 partidos oficiales y lo multaron con 500 reales (unos 220 dólares).
«Tenemos el deber de alejar esas conductas dañinas la fútbol. Si eso se convierte en moda, será el fin del deporte. El partido era decisivo y, para el bien del deporte, tiene que ser anulado», afirmó el fiscal William Figueiredo en el juicio que concluyó avanzada la noche del lunes en Río de Janeiro.
