El conjunto inglés no pudo hacer valer su condición de local y terminó cayendo derrotado (0-2), en el partido de ida de esta llave de octavos de final de la Champions League.
Con sacrificio, táctica, despliegue físico y sin traicionar su criticado estilo de juego, Barcelona logró dejar prácticamente sentenciada su llave y puso un pie en la siguiente fase. Igual, por delante quedan 90 minutos en los que los Manchester City tendrá que darlo todo en busca de la remontada y la clasificación.
La primera parte concluyó con un empate a cero goles que reflejó la igualdad y la poca agresividad ofensiva de ambos conjuntos. En la búsqueda de controlar el juego con la tenencia y el buen trato del balón, las acciones de ataque pasaron a un segundo plano y de ahí que haya habido tan pocas opciones de gol antes del descanso.
En resumen, si uno buscara un protagonista del primer episodio tendría que referirse a la posesión del balón, al toque en corto y no a ningún jugador en particular, teniendo en cuenta que, como se había previsto, pesó mucho más el trabajo colectivo que las determinaciones individuales.
En la etapa complementario cambiaron las cosas y todo a raíz de la anotación de Lionel Messi (minuto 54′), que tuvo un regreso triunfal a la competición europea. El argentino transformó en gol una pena máxima sancionada por el colegiado tras una clara falta de su compatriota Martín Demichelis, expulsado en la acción, cuando se escapaba solitario camino a la portería local.
Parecía que con esa ventaja mínima de los catalanes se marcharían al partido de ida, sin embargo apareció Daniel Alves (minuto 90′), para ampliar las diferencias con un golazo. La jugada la inició el propio defensa brasileño en la banda derecha. Neymar se la pasó a la carrera de Alves dentro del área. El lateral se zafó de la defensa y batió a Hart por debajo de las piernas.
