El experimentado y aguerrido defensa argentino comunicó que a sus 35 años dejará de lado la actividad deportiva para dedicarle tiempo a su vida personal.
Entre las muchas cosas que hacen del fútbol el deporte rey, sobresale la mezcla de emociones que un aficionado puede vivir a través del mismo. Es decir, así como en ocasiones se ve a los hinchas llorando de felicidad, también es muy común verlos tirados en llanto por una causa triste.
Ese mar de emociones y sentimientos encontrados también se vive por intermedio de los jugadores. Desbordante es la alegría de los fanáticos cuando su jugador favorito anota un gol; pero, la cosa cambia y esos sentimientos se dilatan cuando ese futbolista decide no continuar en el fútbol profesional y dejar atrás su carrera deportiva.
Estas últimas sensaciones son las que viven por estos días los seguidores de Gabriel Heinze, popularmente conocido como ‘El Gringo’, luego de que el extraordinario y aguerrido defensa argentino anunciara su partida definitiva del deporte al que le entregó los mejores años de su vida.
El central de 35 años, que en Europa jugó con Valladolid, París Saint Germain, Manchester United, Real Madrid, Olympique de Marsella y Roma, anunció a través de una emotiva carta que el final de esta temporada marcará su retiro del fútbol profesional.
«Esta vez, lamentablemente, no puedo contra la realidad de mi cuerpo, que me plantea un partido que no encuentro forma de ganar. Jugaría toda mi vida en Newell’s, pero sé que no debo ser egoísta: el amor por los colores también se demuestra con actitudes responsables y con gratitud a una institución que sólo me regaló alegrías», reconoció el jugador gaucho en su escrito.
Gabriel Heinze, nacido en la ciudad de Crespo, consiguió ocho títulos en su carrera y, de la mano de Marcelo Bielsa, fue jugador de la selección argentina. Con los colores de la camiseta albiceleste disputó tres mundiales, en Corea Japón 2002, Alemania 2006 y Sudáfrica 2010, además de integrar el plantel que consiguió la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.