Desde su regreso al equipo que lo vio nacer el crack brasileño ha vuelto a ser el mismo de antes: dribla, encara, gambetea y marca.
El ciclo de los futbolistas profesionales ha cambiado con el pasar de los años; anteriormente se jugaba en su país, se busca otro equipo del continente, se llegaba a Europa y allí terminaba la carrera. Ahora, se forma en una escuela, llega a un club nacional, se busca salir del país, se logra dar el gran salto a Europa y se regresa a América para retirarse.
Aunque quizá a muchos les parezca ridículo mi pensamiento, las estadísticas y los numerosos casos avalan mi teoría. El continente americano se ha convertido en la tierra de las segundas oportunidades, es decir, en el lugar donde se reciben a todos estos jugadores que brillaron en Europa y que valen más por su imagen, que por lo que todavía juegan, así el talento siga intacto.
Varios son los futbolistas que engrosan esta estadística, algunos de los más recientes tienen como protagonistas a David Villa, nuevo jugador del New York City; Ricardo Kaká, el flamante fichaje del Orlando City, equipo en el que jugará a partir de 2015; y Robson de Souza, más conocido como ‘Robinho’, quien después de una larga travesía por el Viejo Continente ha vuelto al equipo que lo vio nacer como jugador: el Santos.
Bastante bien le ha sentado el regreso al balompié brasileño a este crack que nunca terminó de convencer durante su paso por clubes como Real Madrid, Manchester City y AC Milan. Cuando muchos daban por terminado su ciclo, ha vuelto a recuperar su mejor versión. Desde que llegase a comienzos de este verano al cuadro carioca, Robson parece ser el de antes: dribla, encara, gambetea y marca, lleva un total de seis goles (2 en Liga y 4 en Copa) en once partidos disputados.
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Su habilidad está de regreso, su definición ha vuelto y sus ganas de brillar siguen intactas. Eso lo ha sabido valorar el técnico Dunga, quien le ha dado la posibilidad de regresar a la selección nacional, en sus más recientes convocatorias. En otras palabras, cuatro años después de su último paso por el Santos, Robinho vuelve a demostrar que aún le queda mucho fútbol en sus botas y que a su historia como uno de los mejores de todos los tiempos todavía le faltan algunos capítulos.