En un hospital de Barcelona anunciaron que el ex-futbolista holandés, a sus 69 años, perdió la vida por culpa de un cáncer en el pulmón.
Semana agridulce la que hemos vivido estos días los fanáticos del fútbol. La alegría generada por los partidos que disputarán nuestras respectivas selecciones en esta doble fecha FIFA de Semana Santa, contrasta con la tristeza que nos embarga por cuenta de una noticia que ha sido confirmada en las últimas horas.
Obviamente se trata de un hecho que tiene que ver con Hendrik Johannes Cruijff, conocido internacionalmente como Johan Cruyff, y con el anuncio de su fallecimiento tras luchar varios días contra una enfermedad terminal. La prensa deportiva de España y Cataluña han sido las encargadas de comunicar al mundo del fútbol que el ex-centrocampista holandés murió por culpa de un Cáncer de Pulmón, que le había sido previamente diagnosticado en el Hospital Clínic de Barcelona.
Al parecer, finalmente su adicción por el cigarrillo ha terminado costándole la vida a uno de los considerados mejores jugadores de todos los tiempos. El ex-jugador y entrenador del Barcelona, de 69 años, dejó de fumar e incluso protagonizó una campaña en contra del tabaco cuando en 1991, durante su etapa en el banquillo azulgrana, tuvo que ser intervenido a corazón abierto por una insuficiencia coronaria aguda.
«En mi vida he tenido dos grandes vicios: fumar y jugar a fútbol. El fútbol me lo dio todo. En cambio, fumar casi me lo quita». Con esta frase es que Cruyff solía resumir su adicción al tabaco. Tal era su vicio que en su época de jugador siempre fumaba Camel sin filtro en los descansos del partido. Precisamente ha sido su vieja adicción a la nicotina la que finalmente lo llevó hasta la muerte.
No tenía posición en la cancha, aunque podría considerarse mediapunta. Estaba en toda la cancha, prácticamente sin defectos. Fue el mejor jugador europeo de la historia y determinante para el Siglo XX con su fútbol total. En Ajax ganó absolutamente todo y luego se marcharía a Barcelona. Luego de un paso por Estados Unidos y Levante en España, cerraría su carrera en Holanda de nuevo en Ajax y para terminar en Feyenoord, el clásico rival, donde mantuvo la costumbre ganadora.
Su legado es gigantesco en todo sentido: táctico, técnico y creativo. Aquella Naranja Mecánica es el campeón sin corona más grande de la historia. Incluso el barcelonismo actual le debe muchísimo a la herencia que dejó. El cáncer de pulmón que confesó tener en octubre no le dio más margen. No pudo ganar la batalla, como prometió unos días después. Pero se va al olimpo del fútbol, donde tiene asignado uno de los lugares más importantes.