Daniel El futbolista portugués tiene un problema en el bíceps femoral que lo mantendría por lo menos dos semanas más alejado de las canchas.
El aburrido, frío y decepcionante empate a ceros entre Manchester City y Real Madrid, valido por la ida de las semifinales en la Champions League, ha servido para ratificar varias cosas; primero, el conjunto inglés se asusta en las instancias decisivas; segundo, el equipo merengue está decidido a ganar el torneo sin brindar espectáculo; y tercero, la lesión de Cristiano Ronaldo es más grave de lo que pensaba en un principio.
Dejando de lado lo poco que vimos sobre el terreno de juego, la verdadera noticia del compromiso estuvo en el banquillo y en la inesperada suplencia del atacante portugués que viajó hasta Inglaterra, se entrenó con el equipo y finalmente no pudo formar parte del plantel convocado por Zinedine Zidane. Apenas un par de horas antes del pitazo inicial se conoció que el ariete luso no sería titular, noticia que contradijo lo dicho por su entrenador en rueda de prensa apenas un día antes del cotejo.
En contra de todos los pronósticos Cristiano no jugó y lo más preocupante del caso es que a estas horas, no es seguro que la principal estrella del equipo pueda jugar el partido de vuelta contra el Manchester City. El portugués acabó con molestias en el bíceps femoral en el entrenamiento de la víspera y hoy ha sido sometido a una resonancia que ha detectado este nuevo problema, distinto al del vasto lateral que le fue diagnosticado el pasado viernes.
A falta de que sea sometido a una nueva resonancia que determine con exactitud el alcance de su nueva lesión (estaría por lo menos dos semanas más en recuperación), en el Madrid ni mucho menos se da por segura su participación en el partido de vuelta, aunque también se asegura que de haber sido hoy la final, la habría jugado. El jugador está muy molesto con esta situación, cuyo telón de fondo es el descontento general de una parte importante del vestuario con el jefe de los servicios médicos del club, Jesús Olmo.