El ex-futbolista galés, leyenda del Manchester United, confiesa que no disfrutaba de los partidos por la presión de tener que ganar.
Tras varios meses en el anonimato, teniendo en cuenta que actualmente sigue sin trabajo, Ryan Giggs ha vuelto a ser protagonista en el fútbol mundial por cuenta de una columna publicada en el diario ‘TELEGRAPH’, en la que el ex-centrocampista británico revela algunos detalles de su carrera deportiva. Te dejo con las declaraciones de Ryan.
Retiro: «Tuve que prepararme para el cambio. Tomé la decisión de ver a un psicólogo para hacer frente a mi nueva vida. Me sugirió que me mantuviera ocupado, y lo hice yendo a la Eurocopa de Francia como analista para la televisión, y luego a la India para un torneo de fútbol sala al que me invitaron. Además, también detalles menores. Me apunté al gimnasio por primera vez en mi vida y el simple hecho de que estuviera a media hora de mi casa me forzó a tener una rutina».
Presión: «Me preguntaba si mis compañeros me miraban pensando si no podía dar un pase decente o por qué estaba siempre lesionado. He de admitir que nunca disfruté los partidos. Había demasiado en juego para el Manchester United. Salvo que ganaras por 3-0 a falta de 10 minutos, nunca fui sabio para mirar alrededor y relajarme para disfrutar el momento. En cambio, me encantaban los entrenamientos. Aunque eran intensos, no había la presión de un día de partido».
Estrés: «Hay gente con trabajos muy estresantes -doctores, enfermeros, policías, abogados- y los respeto mucho. Lo único que yo noté único en la vida de un futbolista es que cada día que me iba de casa no sabía lo que me iba a encontrar: podía haber 30 personas pidiendo un autógrafo, podía no haber ninguna. Podían decirme cosas bonitas, podían insultarme. Todo era incertidumbre».
Compañeros: «He visto a algunos amigos cambiar por sus experiencias: David Beckham tras el Mundial del 98 y Phil Neville tras la Eurocopa del 2000. Tuvieron que distanciarse de lo que sucedía a su alrededor. Tenían que ser más fuertes. Hay ocasiones en las que hay que poner una cara distinta. La fama, o la notoriedad, es una cosa extraña. Conozco futbolistas para los que el fin de su carrera ha sido un alivio».
