La historia cuenta que los delanteros formados en las categorías inferiores del equipo terminan marchándose en busca de minutos.
El traspaso de Álvaro Morata al Chelsea FC sigue dando de qué hablar. Además de ser noticia por los 80 millones de euros que el equipo inglés al Real Madrid, la salida del futbolistas español ha llamado bastante la atención por cuenta de una supuesta maldición que persigue a los delanteros blancos.
Morata es el último caso de un atacante formado en las categorías inferiores del equipo merengue que hace las maletas en busca de más minutos. Tener que competir por un puesto con algunos de los mejores atacantes del mundo ha empujado a Morata a tomar la decisión más difícil de su carrera. En Italia, demostró su valía y se ganó el derecho de volver para intentar triunfar en el Madrid. Pero el sueño de Álvaro, como el de otros delanteros que pasaron por La Fábrica como Etoo, Soldado, Alfonso o Esnáider, tenía fecha de caducidad.
El Real Madrid fichó al delantero camerunés en 1996. Tras unos meses cedido en el Leganés, volvió al conjunto blanco en 1998 y, tras no contar apenas, un año después se fue nuevamente cedido al Espanyol. En 2000, el Mallorca compró el 50% de los derechos federativos del jugador, que se destapó en la isla como un gran goleador.
El delantero valenciano militó en el Castilla desde 2002 a 2006. Se marchó cedido a Osasuna, donde sumó 13 tantos, antes de volver al Real Madrid en la temporada 2007/08 y terminar afectado por la supuesta maldición. Con Schuster apenas tuvo minutos y acabaría marchándose al Getafe.
Debutó en 1990 con el Real Madrid pero las lesiones lastraron su carrera en el conjunto blanco. Llamado a convertirse en el sucesor de Butragueño, vio como la irrupción de Raúl le dejaba sin sitio. En 1995 se marchó cedido al Betis, que ejercería su opción de compra. Nunca pudo triunfar de blanco.
Llegó en 1991 con 18 años al Real Madrid B, procedente de Ferrocarril. Apenas tuvo oportunidades en el primer equipo blanco y se marchó al Real Zaragoza, donde sí logró triunfar. Volvió al Real Madrid en la temporada 1995/96 con Valdano, pero su rendimiento fue decepcionante: 1 gol en 26 partidos. Tuvo que volver a irse por culpa de la maldición.
Llegó al Real Madrid B en 1992 y, tras debutar en el primer equipo en 1994, se marchó cedido al Real Zaragoza, donde formó dupla atacante con Morientes. Regresaría al conjunto blanco en 1997, pero sus oportunidades fueron mínimas con Raúl, Morientes, Mijatovic y Suker en la plantilla que acabaría alzando la Séptima.
