Los árbitros y los sorteos son algunos de estos motivos por los cuales el equipo merengue ha ganado su tercera Liga de Campeones consecutiva.
La contundente victoria ante el Liverpool FC no solamente le permitió al Real Madrid proclamarse campeón de la UEFA Champions League 2017-2018, sino que también, extender aún más su récord como máximo ganador de la historia tras llegar a 13 trofeos.
Como si fuera poco, ya son tres títulos continentales en línea bajo las ordenes de Zinedine Zidane y cuatro en las últimas cinco temporadas. Unas estadísticas escandalosas que han motivado al diario ‘MARCA’ de España a elaborar este llamativo listado con las 13 razones que explican por qué el equipo blanco sigue siendo el Rey de Europa.
Lo sabe todo el mundo. Árbitros italianos, ingleses, serbios, turcos y de donde caigan, se confabulan para que el Madrid gane Champions consecutivas, porque lo mejor que le puede pasar a UEFA es que el campeón repita una y otra vez en lugar de repartir el trono entre los grandes del continente.
Las bolas calientes, esas que le han emparejado con PSG, Juventus y Bayern esta temporada. Está todo teledirigido para el Real Madrid.
Tiene tanta suerte que decide que Bale es mejor como revulsivo que como Plan A y va y mete dos goles, uno de ellos de chilena. Le salieron bien los cambios de Lucas y Asensio, las titularidades de Benzema o Isco cuando sólo retienen el balón. Es un silo interminable de suerte.
Mbappé, Neymar y Salah están en la cuesta abajo de su carrera, en equipos entrados en años y en clara descomposición.
Que se escuchara el ‘Cómo no te voy a querer’ en Kiev es una muestra de respeto de la afición del Liverpool, tan señorial que cedió decibelios a la hinchada blanca.
El Real Madrid ha llegado a la final con todos los jugadores disponibles, sin lesiones, con varios jugadores con opciones de entrar en el once y con la convicción de que estaban todos como Miuras. Y eso que el preparador físico no tiene ni idea.
Neymar se rompió y no pudo jugar contra el Madrid, Salah apenas estuvo un rato sobre el césped. Así no se puede competir.
Porque en cada enfrentamiento estaba claro que el rival se iba a poner las botas con la fragilidad defensiva blanca, que jugar contra el Dijon o el Colonia es igual que tener enfrente a los blancos.
Como el lateral brasileño sabe más atacar que defender, se lo iban a comer en la final.
Y eso que no marcó en semis ni en la final. Su escorzo en Turín para marcar de chilena un balón que podía haber empujado a ras de suelo es una muestra más de ego.
Los dos goleadores de la final, los dos jugadores más vilipendiados de la temporada.
Ulreich y Karius deben estar en el mismo grupo de WhatsApp de los árbitros, confabulados para que la manga de la camiseta sume números.
Que lo sabe todo el mundo, que el madridismo no entiende de sentimientos, que eso es para otros.
