Francisco Maturana aclaró que la Selección Colombia de la década de 1990 no fue una aparición mágica de jugadores, sino el producto de un trabajo realizado a partir de la inspiración del Ajax de Holanda.
El técnico chocoano ha vuelto a ser noticia en el fútbol mundial. Esta vez es por cuenta de una entrevista concedida al diario ‘A Bola’ de Portugal, en la que recordó su época dorada con la tricolor. Estas fueron las palabras de Maturana:
«No fue una aparición mágica de jugadores. Fue el producto de un trabajo realizado desde 1987. Un trabajo que comenzó a partir de la inspiración que nos dio los Países Bajos con un equipo construido sobre la base de un club como Ajax, que les permitió entrenar todos los días, mucho más allá de un modelo de juego. Atlético Nacional fue el laboratorio y la base de la selección.
Cuando hablamos de la inspiración para nosotros de Holanda, eso nos definió no como 10 jugadores y un portero, sino como 11 jugadores cuyas líneas estaban a 10 metros de distancia.
Eso requería un portero al estilo de un líbero, quien, bajo la guía de Holanda, era Jongbloed. La diferencia con Higuita era que tenía una muy buena relación con el balón, así que cuando le dio la libertad de hacer algo que pedía el juego, lo hizo con estética, no fue para irse, se fue cuando el juego lo pidió».
«Estos campeonatos mundiales nos proyectaron como país. Se dio otra imagen, luego se puede hablar de cualquier cosa, pero la verdad es que el fútbol es un escenario mágico, donde los países que ganan a gran escala son, por regla general, los mismos.
Algunos ya tenían su historia, Colombia recién comenzaba a construirla. España, llena de historia, tardó 100 años en ganar un Mundial. Independientemente del deseo de muchas personas, creo que llegamos a donde pudimos. Las excusas y las excusas son muchas».
«Andrés fue un gran ser humano, con quien tuve la alegría de seguir su crecimiento como futbolista y como ser humano. Fue víctima del momento histórico y social del país, fue víctima de la intolerancia e inseguridad que existía y cuya muerte sirvió para tratar de sofocar el momento social de Colombia.
Para mí no hay tontos en el fútbol, solo hay genios que a veces se disfrazan de tontos. Higuita y Valderrama eran dos personas fantásticas, que formaban parte de un maravilloso grupo humano. No tengo desaprobación para dar a los jugadores. Me dieron lo mejor y también tratamos de darles lo mejor. Hoy, cuando nos encontramos, nos miramos y nos damos un abrazo con la alegría que nos sigue uniendo».
«Pablo Escobar era amigo de todos, también era mi colega de la escuela secundaria, todo lo cual está dentro de la magia del fútbol. Su verdadero amor fue por Independiente Medellín y eso le impidió estar cerca de Atlético Nacional como club (hablando de códigos de fútbol), pero no con sus jugadores, ya que responden por códigos de amistad».