Carlos Queiroz analizó la situación del balompié mundial y advirtió que están equivocados aquellos que piensan que todo terminará pronto.
El entrenador de la Selección Colombia no ha dejado de ser noticia en estos días de cuarentena. Primero llamó la atención por rebajarse el sueldo, luego se hizo notar en una reunión virtual con los jugadores y ahora ha sorprendido con una interesante reflexión.
En una columna publicada por la Federación Colombiana de Fútbol, el técnico portugués dio su visión de la situación mundial actual. El estratega de 67 años plasmó toda su experiencia en un texto dirigido a los fanáticos del fútbol. El seleccionador cafetero no vendió falsas ilusiones, por el contrario, fue bastante certero en cada una de sus palabras.
«Todo en la vida tiene etapas de ascenso y desarrollo, de estancamiento o incluso de declive. El hombre, con sus cambios y adaptaciones, sabiduría y preparación, siempre ha logrado mejorar y progresar continuamente.
Con nuestras múltiples diferencias y preocupaciones, hoy nos enfrentamos a un enemigo común a escala universal, enmascarado por la incertidumbre y la imprevisibilidad. En consecuencia, estamos viviendo una crisis sin precedentes a nivel mundial, que cuestiona la supervivencia y la sostenibilidad del fútbol.
Rápidamente, pasamos de un mundo en el que parecía que sabíamos todo, o casi todo, a otro donde parece que no sabemos nada o casi nada y donde ha ocurrido lo impensable e inimaginable.
Están equivocados aquellos que piensan y actúan con la convicción de que todo terminará pronto, que será posible, uno de estos días, encender la luz y que, en un paso mágico, todo se ilumine y renazca, como si nada hubiera sucedido, nada esté sucediendo o se vuelva a repetir.
De lo que no debe haber dudas es que nos enfrentamos a una nueva y dolorosa ¨realidad¨ y que después de este tsunami, lo más probable es que poco o nada vuelva a ser como antes.
De un vistazo, el fútbol perdió el control de su destino y sus mecanismos de éxito, quedando rehén de la salud y la economía.
Con poco margen de maniobra y error, el fútbol se enfrenta a un gran desafío de madurez y resiliencia. El caos instalado requiere enormes sacrificios de todos, así como difíciles y valientes decisiones extraordinarias, que permitan la reanudación del poder de decisión y salvar en primera instancia las competiciones y los clubes.
El fútbol debe comenzar por adoptar inevitablemente una nueva y diferente forma de pensar y actuar, más innovadora, solidaria y global».
CQ.