La supuesta maldición afectó al París Saint-Germain, que se convirtió en el séptimo equipo que pierde en este siglo siendo el novato.
El ajustado triunfo del Bayern Múnich (1-0) sobre los parisinos sigue siendo uno de los temas del momento en el mundo del fútbol. En varios lugares aún están hablando del solitario gol de Kingsley Coman que le permitió a los bávaros conquistar la UEFA Champions League.
Pero más allá de lo visto sobre el campo de juego hay otros aspectos que son noticia. Por ejemplo, muchos están hablando de la supuesta maldición que terminó cargándose al París Saint-Germain. Los dirigidos por Thomas Tuchel se unieron a la lista negra de debutantes que perdieron la final de la Liga de Campeones.
Lejos de poder comprobar si se trata de algo paranormal, lo cierto es que con el PSG ya son siete los novatos que han caído en el partido decisivo. Desde 1997, cuando el Borussia Dortmund venció (3-1) a la Juventus FC en el Estadio Olímpico de Berlín, ningún conjunto ha logrado alzar ‘La Orejona’ siendo debutante en la final.
Desde que comenzó el Siglo XXI, hasta siete clubes primerizos han acariciado las mieles del éxito que desprende el elegante trofeo de la Copa de Europa, pero la falta de experiencia, tan importante en estas contiendas, les ha impedido consumar la proeza y entrar en la historia. Más bien han perpetrado una maldición que crece por momentos.
El equipo que instauró esta desdicha fue el Valencia. En el año 2000, tras eliminar a la Lazio y al Barcelona, se plantaron en Saint-Denis con toda la ilusión del mundo. Ilusión con la que terminó el Madrid con un severo 3-0.
Dos años después, en el 2002, un nuevo debutante. Esta vez el Leverkusen, pero de nuevo el Madrid, esta vez en Glasgow, por 2-1, acabó con los sueños del novato. Luego, en el año 2004, el Porto de Mourinho pasó por encima (3-0) de un ilusionado Mónaco, que disputaba su primera final continental.
De nuevo Saint-Denis fue el lugar donde se evaporaron los sueños de un debutante. El Arsenal de los invencibles no pudo con el Barcelona de Rijkaard en 2006. Los azulgranas comenzaron perdiendo, pero remontaron el partido y terminaron ganando 2-1.
Pero si hay una final en la que la maldición del debutante ha aparecido con más fuerza esa es la de Moscú 2008. Chelsea y United igualaron (1-1) y definieron al campeón en los penaltis, bajo la lluvia en el Estadio Olímpico Luzhniki. Los blues tenían todo para ganar, pero Terry se resbaló y los reds acabaron levantando el trofeo.
Hasta 11 años después ningún debutante rozó la gloria, pero en el 2019, el Tottenham de Pochettino, tras eliminar al City y al Ajax, logró su billete para la final del Wanda Metropolitano. El Liverpool de Klopp lo derrotó (2-0) y acabó con sus ilusiones.
El PSG, que es el equipo que más partidos (114) ha necesitado para llegar a su primera final de Champions League, ha prolongado esta mala racha de los equipos debutantes, que parece no tener fin.