Zlatan Ibrahimovic reconoció que es egocéntrico, pero si no se hubiera puesto al frente de todo no estaría donde está.
El astro sueco ha vuelto a ser noticia en el fútbol mundial. Esta vez es por cuenta de una entrevista concedida a ‘Sport Week’ de ‘La Gazzetta dello Sport’, en la que habló de su forma de ser dentro y fuera del campo. Estas fueron las palabras de Zlatan:
«Soy egocéntrico, si no me hubiera puesto al frente de todo no estaría aquí. Solo hay una Ibra, ¿no? Yo. Pero en mi vida, fuera del campamento, ahora mis hijos están antes que yo. Maximilian y Vincent son lo primero, por supuesto. ¡Y mi cuenta bancaria, no es broma!
He jugado en muchos clubes y tengo respeto por todos ellos. Grandes recuerdos. Pero el Milan es el club en el que me siento como en casa. Voy a Milanello todas las mañanas y no tengo prisa por volver a casa, porque estoy en casa. Me sentí así desde la primera vez que vine a Milán, fue en 2010.
Con Galliani y Berlusconi, con el equipo, con todos los que trabajaban allí, había otra sensación, otra atmósfera. Te hacían sentir como en casa. Estás en casa, haces lo que quieras pero tienes que dar resultados.
Me gustó esto porque podía ser yo mismo y al mismo tiempo jugaba en uno de los clubes más grandes del mundo. Por eso, el Milan es el mejor para mí. En Milán tengo muchos amigos, no me resultará extraño vivir allí aunque haya dejado de jugar: en estos diez años ha crecido mucho, es muy internacional, me gusta».
«He hecho muchos, demasiados. Lo más importante es haber marcado la diferencia en el campo. A muchos les parece imposible que yo, con casi dos metros de altura, sea capaz de hacer lo que hago. Y no lo hice solo una vez, lo he hecho muchas veces.
Cuando era pequeño tenía en la cabeza ser lo más completo posible, no quería ser bueno solo en el regate o en el tiro o con la cabeza. Quería ser el más fuerte en todo, esa es mi magia. Cuando hago algo, tengo que lograrlo. Cuando estoy en la cancha estoy concentrado al 200 por ciento y espero lo mismo de todos los compañeros de equipo.
Para mí nunca pido nada. Soy yo Papá Noel, soy yo quien trae regalos a mis 27 hijos: dos están en Suecia y los otros 25 en Milanello. Este año tenemos muchas felicitaciones, por lo que hemos hecho y por lo que estamos haciendo.
Hemos perdido muy pocos partidos. No sé si es gracias a mí, pero hice algo. Cuando llegué el pasado mes de enero, el Milan era duodécimo. Y ya habían escrito el final, ya habían juzgado antes de ver los resultados. En cambio llegamos a lo más alto, estamos demostrando ser parte de la cima y ahora tenemos que seguir así».