James Rodríguez sigue siendo noticia en el fútbol mundial. Tras poner en duda su continuidad en el Sao Paulo, el volante concedió una entrevista al diario ‘Globo Esporte’ de Brasil para hacer un repaso de su carrera. Estas fueron las palabras de Rodríguez:
VIDA EN QATAR
«Allá todo el mundo junto come con la mano. Ellos me compartían y yo decía: ‘No, gracias’. Preguntaba por los cubiertos y me decían: ‘No, con la mano’ y yo respondía: ‘Estás loco, no voy a comer con la mano’.
La cultura y la vida catarí es muy difícil, fue un país en el que fue difícil adaptarme. Ustedes saben que, en el fútbol, todo el mundo, al tomar el baño se quita toda la ropa. Me decían asustados que eso no se podía hacer».
EL FÚTBOL BRASILEÑO
«Pensé que el fútbol era menos físico, pero aquí es muy físico. Los partidos se detienen mucho por las faltas, también se estrellan mucho. Pensé que era más técnico. Hay jugadores de mucha calidad, pero el juego es muy físico. Pero cuando juegas con un equipo que tiene calidad es mucho más fácil».
IDIOMAS QUE HABLA
«Hablo inglés y portugués, lo hacía en el Real Madrid con Cristiano, Marcelo y Pepe, fue fácil. También español, francés un poco. En Alemania fue difícil con el alemán. Hablo inglés porque todo el mundo lo habla, pero ese idioma es muy difícil de aprender».
VIDA DE JAMES RODRÍGUEZ EN ALEMANIA
«Primero, el frío. Después, son gente muy fría también, aunque recibí un trato espectacular, en el club me querían mucho, vivir no es algo fácil, es un frío con -20 grados.
Había días en los que yo iba a las 9 al trabajo, prendía el carro y la temperatura estaba en -28. Yo digo: ‘¿Qué hago aquí? ¿Qué hago aquí con -28 grados?’. Múnich es una ciudad que tiene mucha calidad de vida, pero no pude estar cómodo».
EL BAYERN MÚNICH
«Ellos solo piensan en trabajo, trabajo y trabajo. Son unas máquinas, son increíbles. Tú llegas ahí: ‘Hola, buenos días’, se cambian, entrenan y: ‘Chao, chao’. Cada uno con su vida, entrenan y son maquinitas. Es increíble».
EL IDIOMA ALEMÁN
«El alemán me costó mucho, tampoco tuve ganas y tampoco quería. Yo le dije al profe que tuve los primeros 4 meses: ‘Mira, yo no te voy a hacer perder tiempo a ti y yo no pierdo tiempo. No quiero, no quiero, no quiero’. No quiero un idioma que no me daba querer aprender, como que no quería».