Sadio Mané es uno de los mejores jugadores del mundo. Desde sus inicios en la Academia «Génération Foot» de Senegal, hasta su consagración en el Liverpool de Inglaterra, se ha destacado siempre por su velocidad y su habilidad con el balón. Tuvo que salir muy joven de su país en busca de mejores oportunidades, para tratar de darse y de darle a su familia una mejor calidad de vida.
Afortunadamente, el sacrificio valió la pena. Gracias a su talento y a su disciplina pudo hacerse un lugar en el mundo del fútbol. Lugar que no solamente le permitió transformar su vida, sino que también, ayudar a mejorar la de muchos más. Y es que el dinero y la fama no han podido cambiar la esencia de Mané. Tanto dentro como fuera del campo de juego ha sido un verdadero ejemplo a seguir. Su historia es la de todo un campeón.
Sadio Mané nació en Sédhiou, Senegal, el 10 de abril de 1992. Comenzó su carrera profesional con el FC Metz de Francia en 2011. El 14 de enero de 2012 hizo su debut oficial en la derrota (0 a 1) ante el Bastia, en la Ligue 2; y el 4 de mayo marcó su primer gol en la derrota (2 a 5) ante el Guingamp.
En Francia solamente jugó 23 partidos y anotó dos goles, pues rápidamente fue requerido por otros equipos de Europa. El 31 de agosto de 2012 fichó por el Red Bull Salzburgo de Austria. El traspaso rondó los 4 millones de euros. En el club austriaco ganó 2 títulos y marcó 45 goles en 87 partidos.
INICIOS DE SADIO MANÉ
Esos buenos números con el Salzburgo le permitieron llegar a la Premier League. El 1 de septiembre del 2014 fue presentado como nuevo jugador del Southampton FC. Pese a que estuvo sólo dos temporadas, logró 25 anotaciones en 75 encuentros con ‘Los Santos’. De inmediato llamó el interés de los equipos más grandes de Inglaterra, entre ellos el Liverpool FC. El 27 de junio de 2016, fue confirmado su traspaso por unos 34 millones de libras.
Un dinero bien invertido por los reds, pues el extremo senegalés fue pieza fundamental en los más recientes títulos obtenidos. Sadio participó con goles y asistencias importantes en la consecución de la Premier League, la Champions League, la Supercopa de Eurocopa y el Mundial de Clubes, en la temporada 2019-2020. Esos trofeos le significaron, además, numerosos premios individuales y millonarias bonificaciones.
Pese a su éxito deportivo y su situación económica floreciente, Mané no ha olvidado sus orígenes. Entregó 300.000 euros en la construcción de una escuela y envía mensualmente 70 euros a cada una de las familias de su barrio para «ayudar a la economía familiar». No conforme con ello, invirtió 500.000 euros para construir un hospital en Bambaly, la aldea donde se crio. El centro médico, que es ahora uno de los mejores equipados de todo el país, atiende a personas de 34 aldeas aledañas a su pueblo natal.
Por otra parte, como musulmán practicante que es, el delantero africano acude habitualmente a orar a la mezquita Al Rahman, ubicada en la Mulgraver Street de Liverpool. Allí, como un fiel más, participa en todas las labores propias de la comunidad. Él no tiene ningún problema en dejar de lado su estatus de estrella y ponerse, incluso, a limpiar los baños.
FILOSOFÍA DE VIDA
Pero no solo eso: desde abril de 2018 colabora con un programa de prevención del VIH en Malawi. «Es una iniciativa que me llega al corazón, es importante ayudar a la gente, me hace feliz hacerlo», dijo al respecto.
Sadio Mané es actualmente uno de los jugadores mejor pagados del fútbol inglés. Gana alrededor de 15 millones de euros al año. Pero su estelar sueldo jamás ha nublado su humildad, ni ha endurecido su noble corazón. Varios de sus gestos han sido virales en redes sociales. Por ejemplo, todo el mundo le aplaudió el día que decidió detenerse a ayudar a la persona encargada de empacar el agua en el autobús de la Selección de Senegal. Pese a tener auriculares y llevar las manos ocupadas, el atacante no dudó en recoger dos packs de botellas de agua para colaborar con la tarea del utilero.
Como si fuera poco, Mané no asiste a fiestas, ni le gusta jugar PlayStation, dos aficiones habituales entre los futbolistas, porque dice que le parecen una pérdida de tiempo y no lo ayudan a ser un mejor profesional. Esas pequeñas actitudes de grandeza, sumadas a su solidaria manera ver el mundo quedaron bien representadas en una de sus frases más famosas.
«¿Para qué quiero diez coches Ferrari, veinte relojes con diamantes y dos aviones? ¿Qué harán estos objetos por mí y por el mundo? Yo pasé hambre, trabajé en el campo, jugué descalzo y no fui al colegio. Hoy puedo ayudar a la gente. Prefiero construir escuelas y dar comida o ropa a la gente pobre», declaró en un reportaje del programa ‘Talents d’Afrique’ del canal senegalés ‘TeleDakar’.
EL FUTBOLISTA MÁS HUMILDE DEL MUNDO
Queda claro que Sadio Mané no es un jugador del montón. Mientras que la mayoría aprovechan su fama para pasar por encima de los demás, él prefiere actuar como alguien normal y ayudar a las personas del común; mientras la mayoría utilizan sus millonarios salarios para comprar joyas, carros y casas de lujo, él prefiere invertir en hospitales, colegios, ropa y alimentos para los más necesitados; y mientras que la mayoría sueñan con un mundo mejor, él hace de este mundo un lugar mejor.