Daniel Las selecciones eligen cuidadosamente los lugares de concentración adecuados entre los que abunda la ostentación, pero también hay instalaciones para entrenar al máximo.
Teóricamente se sabe que para ser campeón o ganar algún título en el fútbol influyen un sinnúmero de factores internos, externos, individuales, colectivos, propios y ajenos que son mucho más que determinantes a la hora de la competencia.
Es decir, de nada vale tener los mejores jugadores y hacer parte del mejor equipo, si ese día las cosas no salen como uno espera. Un mal clima, una mala alimentación, un mal estado de animo, alguna lesión, en fin, miles son las cosas que pueden perjudicar el correcto desempeño en la disputa por un objetivo.
Eso que digo aplica tanto para un torneo aficionado, como para ganar el Mundial de selecciones. Sin embargo, cuando se habla de el torneo más importante del mundo todas estas cosas son analizadas cuidadosamente y terminan siendo parte de la preparación que cada selección aplica durante su proceso de preparación.
En ese orden, muchos los son los que piensan que el Mundial se comienza a jugar desde las Eliminatorias; están también los que creen que el certamen se comienza a ganar desde el día del sorteo que determina los grupos; pero de igual manera estamos los que creemos que el primero paso para ganar el Mundial está determinado en la elección de la sede deportiva, y a continuación te demostraré porqué.
Para las selecciones es importante escoger el lugar de concentración más adecuado a sus necesidades, que permita a sus jugadores relajarse y estar cómodos pero también entrenar al máximo nivel. La elección estratégica de un buen lugar para concentrarse es fundamental en la búsqueda de lograr una gran presentación.
Así, el periodo en que los cuerpos técnicos y demás dirigentes del fútbol observaron las ciudades y locaciones para albergar a los combinados nacionales, fue tomado como un tiempo de seducción. Las ofertas fueron generales y la demanda de cada país fue dada particularmente a sus requerimientos.
Argentina y muchas otras selecciones de América coincidieron en algo: elegir sitios donde no disputan sus partidos. En el país grande como continente, todo son distancias extremas, por ello a nadie parece importarle el hecho de tomar aviones para cubrir las distancias de un estadio a un sitio de concentración.
Y así, todas las selecciones dispondrán de un espacio que les alejará del ruido, de los hinchas, de la presión y de la molestia de los medios de comunicación.
Cada vez más, cobra especial preponderancia el lugar de entrenamiento, y el sitio donde el profesional prepara los partidos de alta competencia. Y así, Brasil abre sus mejores espacios para que también las selecciones disfruten de los lujos y puedan estar en la mejor forma para ganar el Mundial.