Ninguno de los ganadores del prestigioso trofeo ha podido triunfar durante la Copa del Mundo siguiente a su elección como mejor jugador del mundo.
Ganar un Mundial de selecciones y ser premiado con el Balón de Oro son dos de las cosas con las que más sueña un futbolista profesional. A lo largo de la historia varios son los que han cumplido alguno de estos dos objetivos. Sin embargo, no ha llegado el primero que conquiste los dos trofeos de manera consecutiva.
Con base a estadística, los escritores del deporte aseguran que se trata de una «maldición» que hasta ahora sigue latente. Nunca el considerado mejor jugador del mundo, a lo largo de la historia, ha ganado la Copa del Mundo después de recibir el trofeo. Ningún futbolista ha conseguido quedarse con los dos galardones más importantes que entrega la FIFA en sus distintas ceremonias.
Este año se disputa el campeonato de Brasil 2014 y la duda han vuelto surgir entre los curiosos del balompié: ¿podrá Cristiano Ronaldo acabar con esta racha? El futbolista portugués fue premiado a principios de año como el mejor futbolista de la actualidad. Lo que no sabía el delantero del Real Madrid es que detrás del premio pesaba esta particular anécdota.
Cristiano buscará con Portugal conseguir algo que hasta ahora ha sido imposible: ganar el Balón de Oro y el Mundial de manera consecutiva. Roberto Baggio en 1993 y Ronaldo en 1997 estuvieron cerca de alzar la Copa del Mundo después de llevarse el galardón, pero se quedaron en el camino cuando parecía cortarse esta tradición.
Algo similar le ha sucedido a otras estrellas como Johan Cruyff, Karl-Heinz Rummenigge y hasta el propio Lionel Messi que ya acumula cuatro pelotas doradas en las vitrinas de su casa, pero jamás supo brillar durante las citas mundialistas de Alemania 2006 y Sudáfrica 2010.
Para acabar con esta «maldición», lo primero que debe hacer el atacante luso es clasificarse a la segunda ronda del Mundial. Eso sí, compartiendo grupo con Alemania, Estados Unidos y Ghana, la tarea no parece tan fácil como para pensar que en Brasil 2014 se desvirtuara esta teoría que hasta ahora no ha dejado brillar en el torneo más importante, al mejor jugador del mundo.