Daniel El jefe de ojeadores del conjunto azulgrana estuvo vigilando de cerca los movimientos del habilidoso centrocampista colombiano.
Se terminará el semestre y en la lista de jugadores que más destacados a lo largo de estos meses aparecerá el nombre de Sebastián Pérez Cardona en letras mayúsculas. El volante antioqueño ha sabido aprovechar este 2016 para consolidarse como el eje principal del juego de Atlético Nacional y como uno de los mejores del país en su posición.
Su notable rendimiento no sólo le ha servido al conjunto verdolaga para mantenerse en los primeros lugares de la Liga Águila o para clasificarse como el mejor equipo de la fase de grupos a los octavos de final de la Copa Libertadores, también le ha permitido a la Selección Colombia recuperar un par de posiciones en las Eliminatorias rumbo al Mundial de Rusia 2018 tras las victorias cosechadas ante Bolivia en La Paz y ante Ecuador en Barranquilla con Sebastián como protagonista.
Tan buena está siendo su temporada que los grandes equipos han comenzado a poner sus ojos sobre él. Uno de los últimos en hacerlo ha sido nada más y nada menos que el Fútbol Club Barcelona, considerado por muchos el mejor equipo del mundo, que ha enviado a uno de sus ojeadores para que sigan de cerca al centrocampista antioqueño.
La misión ha sido encargada a Pep Boada, jefe de ojeadores del conjunto azulgrana, quien se desplazó hasta Argentina para presenciar el compromiso ante Huracán y ser testigo del buen rendimiento que tiene el futbolista paisa de 23 años, según lo indicó el diario español ‘Mundo Deportivo’. Y es que los números de Pérez a su corta edad son muy buenos: cinco títulos de Liga, dos Súperligas y dos Copas.
En los planes del Barcelona está el adquirir a un jugador que le dé un relevo a Sergio Busquets y el colombiano cumpliría con ese perfil, puesto que su efectividad a la hora de hacer pases y visión de juego, son aspectos relevantes en el oriundo de Envigado. El citado medio español afirma que además de los catalanes, Sevilla y Porto también han mostrado interés por el jugador, por el que deberían pagar de cerca de cinco millones de euros.