Las intenciones del París Saint-Germain dejarían en ridículo esta medida económica que se inventó para blindar a los jugadores.
Neymar da Silva Santos Júnior sigue siendo el personaje del momento en el fútbol mundial. Tras ser noticia por su salida del Fútbol Club Barcelona y su eminente llegada al París Saint-Germain, el delantero carioca está dando de qué hablar por cuenta de la cláusula de rescisión que tendrá que pagar para poder marcharse.
Aunque parecía difícil que el brasileño pudiese abandonar el Barcelona por tener un contrato en vigencia, la existencia de las famosas cláusulas de rescisión constituye una puerta de salida para que asuma nuevos retos en la liga francesa. Desde 1985, los futbolistas de la liga española pueden rescindir sus contratos unilateralmente a cambio de una cláusula de compensación, ya sea decidida por un tribunal o establecida al momento de la firma del contrato, pactado con anterioridad.
Es así entonces como el PSG puede hacerse a los servicios del internacional con la selección de Brasil. El precio actual de su cláusula -correspondiente a 222 millones de euros- pasa por la renovación del contrato de Ney con el Barça el año pasado; entonces era de 200 millones de euros y con la renovación se pactó que sumaba 22 millones más y ascendía a 250 millones de euros a partir del tercer año de contrato.
Un punto diferencial de las cláusulas españolas frente a las del resto de las ligas mundiales es que el pago corre por cuenta del jugador. En esta operación, que desde 2016 está libre de impuestos, el futbolista debe depositar el valor de la cláusula a La Liga y luego este organismo se encarga de transferir la suma al equipo vendedor. Todo esto supone que, normalmente, el club comprador pague con anterioridad al jugador.
En la situación actual del mercado de fichajes, donde resulta común que se realicen pagos excesivos por los fichajes, la existencia de las cláusulas de rescisión no solo beneficia a los futbolistas, sino también a los grandes clubes que blindan a sus jugadores más preciados. El Real Madrid, por ejemplo, fijó la cláusula de rescisión de Cristiano Ronaldo en 1.000 millones de euros. Y la de Neymar, que solía ser considerada como impagable, convertirá su fichaje en el más costoso de la historia del fútbol mundial.