En varios países le prohibieron a los niños menores de 12 años cabecear un balón de fútbol, para evitar futuros problemas de salud.
El coronavirus nos cambió la vida. Detuvo nuestro acelerado ritmo de vida y nos obligó a quedarnos en casa. Además, nos ha llevado a valorar más las pequeñas cosas y a reflexionar sobre lo que veníamos haciendo.
En el fútbol también ha habido tiempo para replantear algunas cosas por cuenta del COVID-19. No solamente a nivel profesional habrá novedades cuando vuelva a rodar a la pelota. En el fútbol base se han tomado decisiones que no dejan ser polémicas.
La más llamativa de todas fue la que adoptaron los directivos en Inglaterra, Escocia e Irlanda del Norte, donde se le prohibió a los niños menores de 12 años cabecear un balón de fútbol. La medida, que busca evitar lesiones cerebrales en los futuros futbolistas, está basada en un estudio publicado por la Universidad de Glasgow en octubre del año pasado.
Se trata de un proyecto de 22 meses y realizado a 7.676 ex-jugadores a través del Grupo de Lesiones Cerebrales. Según publicó el diario ‘The Guardian’, el análisis reveló que los futbolistas tienen tres veces y media más de probabilidades de sufrir demencia y otras enfermedades neurológicas graves como Parkinson o Alzheimer.
Aún así, el informe no pudo establecer si hay una relación directa entre cabecear un balón de forma continua y las lesiones.
Sin embargo, las Federaciones británicas apostaron por «mitigar cualquier riesgo potencial» estableciendo medidas para prevenir cualquier tipo de lesión desde la edad formativa. Se han unido para emitir una guía en la que prohibirán a los niños de 5 a 11 años rematar con la cabeza en los entrenamientos.
OPINIÓN MÉDICA SOBRE CABECEAR UN BALÓN DE FÚTBOL
La decisión se tomó a finales del 2019, pero es una iniciativa que se viene analizando desde hace un buen tiempo a nivel mundial. La UEFA, por ejemplo, introdujo un protocolo estricto para las conmociones y los golpes en la cabeza con un único fin: por encima de técnicos o futbolistas, los médicos tienen la última palabra para saber si el jugador puede seguir o no en el césped.
Sabemos que hay muchas dudas al respecto. Por eso los expertos del Football Science Institute responden las preguntas más frecuentes.
¿Prohibir a los niños cabecear un balón es una medida demasiado extrema?
Prohibir estos golpeos podría impedir el aprendizaje de la técnica, que es un factor muy importante. Son necesarios estudios científicos que delimiten los efectos del golpeo de cabeza en diferentes edades para decidir si es necesaria esta prohibición, a qué edades, y cómo entrenar progresivamente la técnica de golpeo y la fuerza de la musculatura del cuello.
¿Pueden generarse las mismas lesiones por la repetición en los remates de cabeza que por un golpe en la cabeza o por un balonazo?
El daño cerebral por traumatismos repetidos que se ha estudiado en otros deportes como el fútbol americano y el boxeo, y que consiste en esencia en un proceso degenerativo cerebral, es diferente al daño cerebral agudo causado por un traumatismo, que depende de la energía del impacto y provoca lesiones diferentes de carácter más traumático y menos degenerativo.
¿Qué diferencias hay, en cuanto a las consecuencias, a la hora de golpear el balón con la cabeza entre los adultos y los niños?
En teoría, los niños presentan más vulnerabilidad por tener menos técnica de golpeo y menos fuerza, lo que disminuye su capacidad de absorber los impactos. No obstante, la técnica y fuerza de amortiguación de los músculos del cuello en futbolistas jóvenes se puede entrenar y mejorar. De igual modo, una técnica pobre de golpeo de cabeza en adultos también aumenta la energía de los impactos y sus posibles consecuencias.
¿Deben preocuparse los futbolistas que han jugado a fútbol profesional por su salud?
Hay millones de futbolistas que juegan al fútbol y probablemente todos conocemos a varios de ellos. Evidentemente, si las consecuencias de jugar al fútbol en la función cerebral fuesen obvias y severas, ya las conoceríamos. No obstante, se deben de hacer más estudios para conocer exactamente a qué posible problema nos enfrentamos y proteger en su caso la salud del futbolista joven o adulto de manera exhaustiva.